viernes, 8 de marzo de 2013

Las Fallas de Valencia

Por: Humberto Olmos Martínez.


Descripción: En Valencia, España, se celebra una fiesta popular análoga a las tradicionales parrandas del centro de Cuba. El presente texto se ocupa de esbozar las peculiaridades de esta celebración.


Las fallas[1] se celebran del 15 al 19 de marzo de cada año, en algunas ciudades y pueblos de la Comunidad Valenciana (España), principalmente en Valencia y Alcira. También se celebran en el resto de España, como en la ciudad de Palma de Mallorca y Huelva. Asimismo, se organizan en la ciudad argentina de Mar del Plata, receptora de miles de inmigrantes valencianos. Tienen su origen en las hogueras paganas en homenaje al dios Saturno. Posteriormente, se comienzan a celebrar en honor a San José, patrón de los carpinteros, y además se efectúan para festejar la llegada de la primavera.
En vísperas de la Guerra Civil, las fallas constituían ya la fiesta máxima de la ciudad y se habían extendido a buena parte de las comarcas centrales del territorio valenciano.
La denominación de fallas corresponde a las construcciones artísticas de materiales combustibles en su conjunto, que representan figuras conocidas como ninots[2]. A lo largo de la historia los materiales han ido evolucionando, pero tradicionalmente estos ninots eran de papel, cartón y madera. Actualmente, las figuras más voluminosas se hacen de corcho blanco, ya que permiten formas más ligeras y de mayor tamaño.
Estos ninots se asemejan a lo que se conoce dentro de las parrandas como trabajos de plaza. Ambos alcanzan una considerable altura y son construidos en las calles y plazas de cada localidad. Una característica que diferencia a unos y otros es la finalidad que se le da a estas obras. En el caso de los ninots, estos terminan quemándose, y en los trabajos de plaza no ocurre lo mismo, sino que se emplea la electricidad para resaltar su confección.
Una de las principales características comunes a ambas fiestas es su eminente carácter popular. Son organizadas por los vecinos de las comarcas y financiadas con las colectas que ellos realizan; cada barrio tiene su propia comisión organizadora, su colectivo de dirección, sus diseñadores, y todo el proceso se lleva a efecto con la iniciativa de los pobladores sin la participación de los órganos de gobierno. Ambas se han convertido, con el tiempo, en componentes de la identidad de los vecinos del pueblo o comarca.
En Valencia se extendió esta tradición en otros aspectos, se utiliza el nombre de fallas  para la denominación genérica de la festividad, así como a la agrupación de vecinos que constituyen la comisión fallera, cuyos integrantes son conocidos como falleros y falleras. Cada comisión fallera planta una falla (un monumento) que entra en el concurso. Los artistas y artesanos denominados maestros falleros (Mestres fallers), escultores, pintores y otros muchos profesionales, se dedican durante meses a construir monumentos que las diferentes comisiones evalúan.
Casi en cada calle de la ciudad hay una casa de Fallas, lugar de reunión de las comisiones falleras, que durante todo el ejercicio buscan fuentes de ingreso para poder pagar la fiesta y su propio monumento. Además, normalmente cada comisión consta también de una comisión infantil, formada únicamente por niños, que también planta su propia falla. Las fallas infantiles miden, como máximo, 3 metros de diámetro y están compuestas por figuras de estética más próxima al mundo de los niños y generalmente no muestran temas críticos.
Como complemento a los letreros, algunas comisiones editan el libreto en el que se explica mediante versos satíricos el contenido de la falla. Este elemento resulta muy parecido a las leyendas de cada una de las carrozas parranderas, que tienen la misma funcionalidad que el libreto, solo que en ellas se cuenta la historia que abordará cada carroza.
Durante las fiestas falleras el Ayuntamiento programa un Castillo de Fuegos artificiales cada noche, que se dispara, dependiendo del día, entre la 1:00 y la 1:30 en la zona de la Alameda junto al antiguo cauce del río Turia. El más importante y espectacular de los castillos es el conocido como La Noche del Fuego, que se dispara la noche del 18 al 19 de marzo, donde miles de kilogramos de pólvora iluminan el cielo de Valencia, ante la presencia de más de un millón de personas. La utilización de los fuegos artificiales es otro rasgo que asemeja estas fiestas a las parrandas.
La Crida (o, en castellano, La Llamada) se celebra el último domingo del mes de febrero y es el acto en el que la Fallera Mayor de la ciudad reúne en las puertas de la misma, las Torres de Serranos, a todas las comisiones falleras y realiza una llamada a la iniciación de los festejos. En un principio, se realizaba durante el día 18, pero debido al gran número de comisiones se amplió a dos días, adelantándose esta al día anterior. En este acto la alcaldesa o el alcalde de Valencia le entregan las llaves de la ciudad a la Fallera Mayor y dan por comenzadas las fallas.
Una de las actividades que da inicio a Las Fallas, es que cada fallero ofrece un ramo de flores con el que se confecciona un espectacular tapiz  que a modo de manto, cubre el cuerpo de la Virgen, cuya estructura de madera permite ir entrelazando los ramos para formar impresionantes diseños. Esto, sumado a los 14 metros de altura de la Virgen, dota a la ofrenda de una gran vistosidad. La Fallera Mayor de Valencia, después de haber presidido la ofrenda de flores, clausurará el acto y será la última en desfilar ante la Virgen.
Como ceremonia religiosa, la ofrenda tiene su origen inicial durante la dictadura franquista en el siglo XX, de esta forma se convirtió en un elemento nuevo dentro de Las Fallas, por otra parte, este régimen trató de alejar esta festividad valenciana de sus raíces populares, pero no logro tal efecto. Para entender la naturaleza (o las raíces) de la Ofrenda, tal como se le conoce en la actualidad, se recuerda un hecho ocurrido a mediados del siglo XIX donde unas pocas comisiones falleras, por voluntad propia, entraron a la Basílica para ofrecer flores a la imagen de la Patrona. Suceso que sirvió de base a lo que se conoce en nuestros días como la ofrenda a la Virgen.
Sin duda alguna, estas fiestas de corte popular en Valencia tienen gran similitud con las parrandas, pues en Remedios, donde se celebran el día 24 de diciembre, se abren las puertas de la Iglesia Mayor a las 12 de la noche, para de esa forma festejar el nacimiento del niño Jesús. En Zulueta, por otra parte, sus parrandas son dedicadas a la Virgen de la Caridad, patrona del poblado, y en Camajuaní se celebran sus fiestas el 19 de marzo, día de San José, patrón de esa ciudad.
La Cabalgata del Fuego es una cabalgata que anuncia la llegada del fuego que quemará las fallas. Antiguamente era el acto en que, tras retirar los ninots de la falla, estos se llevaban en cabalgata hasta el Museo Fallero. Estas Cabalgatas de reciente instauración –año 2005– son una propuesta de la Delegación de Promoción Exterior de Junta Central Fallera y de la Asociación de Estudios Falleros (ADEF) para recuperar la tradición festiva valenciana, que data de los años treinta del siglo xx, y que rescata la costumbre de que las comparsas de diablos y carrozas del dios Plutón enciendan las Fallas. Por ello se realiza el día 19 de marzo por la tarde, a partir de las 19:00 horas, a lo largo de la Calle Colón y hasta la Porta de la Mar, como preludio a la cremà de las fallas.
La cremà es el acto de clausura de las fiestas. Consiste en la quema de los monumentos falleros plantados en las calles de Valencia, el día 19 de marzo. El acto viene precedido por un castillo de fuegos artificiales, encendido por la Fallera Mayor y el Presidente de la Comisión. En primer lugar, en torno a las 10:00 de la noche, se procede a la quema del monumento infantil, salvo la falla ganadora del primer premio de la sección especial, que se quema a las 10:30. Posteriormente, se quema el monumento principal a las 12:00 de la noche y a las 12:30 se procede a la quema del primer premio de la sección especial de esta categoría. Por último, a la 1:00 de la madrugada se quema el monumento fallero de la plaza del Ayuntamiento, que está fuera de concurso, ya que la pagan los valencianos con los impuestos (el dinero de la falla no suele ser más elevado de 300.000 €)


Como se puede apreciar, estas fiestas realizadas fuera de nuestro país, específicamente en la región de Valencia, España, tienen cierto parecido a las parrandas, pues, como ellas, adquirieron un carácter religioso hasta ganar en popularidad y convertirse en la fiesta principal de los valencianos. Se caracteriza por la rivalidad, en este caso, de grupos falleros que rivalizan a propósito de las esculturas y por la utilización de constantes fuegos artificiales que hacen de las noches falleras un espectáculo sin igual. Esta competencia también se da en las parrandas entre los barrios.
Para los valencianos es primordial la lucha por la conservación de esta tradición, pues tiene como a su principal protagonista al pueblo de Valencia. Sus objetivos, pues, se parecen muchísimo a los que persiguen todos los pueblos que realizan las parrandas en la zona central de Cuba. Los valencianos, al igual que los parranderos, tratan de preservar esta tradición popular en sus distintas localidades, pese a la difícil situación económica internacional que vive el mundo en los tiempos actuales.



[1] La palabra falla proviene del la palabra latina fácula (antorcha). Este término se utilizaba tanto para las antorchas que iluminaban las tiendas de campaña como para las que se utilizaban con el objetivo de alumbrar una fiesta. Más adelante, se hace referencia a este término para referirse a las hogueras y luminarias que se encendían en vísperas de fiestas extraordinarias y patronales.

[2]Un ninots (del Catalán muñeco) es una figura con representación humana, siendo los ninots los precursores de las actuales Fallas. Confeccionadas con material combustible que generalmente ocupan la base de Las Fallas y Hogueras de San Juan. Con carácter crítico o burlesco, aparecen en los monumentos falleros o foguerers, arden en las noches del 19 de marzo y 24 de junio respectivamente.

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